viernes, 15 de enero de 2010

Gringo Viejo



GRINGO VIEJO: Me he comportado vilmente, pobre capitán, él sólo pretendía impresionarnos con su valor ante la muerte. Quería demostrarnos que podía morir con gallardía. Resulta casi divertido pensar que no podía ocurrirme a mí, porque yo no estaba preparado. Pero ha merecido la pena sólo por verla a usted. Ha estado espléndida. Su apasionado interés por salvarme la vida ha sido muy halagador. Estoy profundamente conmovido.

HARRIET:
Es usted intolerable.


GRINGO VIEJO:
Toléreme, toléreme por favor, se lo suplico. Ha pasado tanto tiempo desde que alguien lo intentara. Oh, antes las mujeres suspiraban, hinchaban el pecho, que hermosas eran. Yo suponía que siempre estarían ahí, suspirando en mi bigote, pendientes de mis miradas. Esperando un gesto mío. Pero todas se han ido, no han esperado. Supongo que no llegue a inspirar el suficiente amor a ninguna de ellas.


HARRIET: ¿Qué es lo que era?

GRINGO VIEJO:
¿Qué que era, el qué?


HARRIET:
¿Qué es lo que hacia para que suspiraran? Nunca he suspirado por un hombre.


GRINGO VIEJO:
Verá, cuando no era más que un chiquillo soñaba que haría cosas que cambiarían el mundo y una noche, tendría unos dieciséis años, le prometí a una muchacha que haría algo grande, realmente grande, por lo que le resultaría imposible no amarme. Y que después volvería en busca de ella. Bien, ¿Qué es lo que piensas hacer, exactamente? Escribiré el poema más hermoso que nadie haya escrito jamás. Un poema que haga que la gente lloré de felicidad. Ame con desesperación. Que comprenda cual es el significado de su existencia en la tierra. Oh, no, dijo. No puedes escribir un poema así. Nadie puede. Le dije, tú espera. ¿Durante cuánto tiempo?, me contestó ella. Y puesto que era un chiquillo, cada hora me parecía llena de posibilidades ilimitadas. Yo le dije sólo por poco tiempo. He escrito durante cincuenta años. He escrito cada día de mi vida, sin excepción. He escrito y escrito. He escrito durante largas noches de insomnio. En países extranjeros, en salas de prensa llenas de enemigos. He escrito mientras mi juventud se desvanecía y mientras el amor me traicionaba. Hace muchos años que olvidé su cara, el color exacto de sus ojos, la precisa línea de su boca. Pero hoy con la espalda contra aquel muro, la he visto a usted y he sabido que usted era ella y que el único lugar de la tierra dónde podía haber escrito aquel poema hubiera sido entre sus brazos. Dios mío, como deseo besarla. Eso es lo que hacían, lo ve, acaba de suspirar.


AMBROSE BIERCE, GRINGO VIEJO - Gregory Peck

HARRIET – Jane Fonda


Diálogo perteneciente a la película GRINGO VIEJO (1989) de Luis Puenzo con la que ganó un óscar. Basada en la novela homónima del escritor mexicano Carlos Fuentes (1985) El guión de la película está escrito por Luis Puenzo y Aída Bortnik.


No hay comentarios: